NOTA: esta es otra reconstrucción, no se que pasó pero el original no aparecia como publicado.
Desde hace unas cuantas semanas
varios medios impresos han destacado los resultados de la ley de cine que
cumple 10 años. Sin embargo, creo que nuestra industria produce el mismo efecto
que a Calibán mirarse al espejo: no lo soportamos.
Por un lado, están las películas
que reflejan la cruda realidad colombiana y que la mayoría de los espectadores
no les gusta ver o no les llama la atención porque es lo mismo de siempre:
violencia, matanzas, narcotráfico, guerra civil, pobreza. Alguien alguna vez me
dijo "Para esa gracia veo el noticiero". En este grupo también están
las películas pretenciosas, que tienen más afán de satisfacer a los círculos
intelectuales, y sin importar si lo logran, la mayoría de las personas no las
ven.
Por otro lado están las
taquilleras, que pueden ser las comedias de siempre: las del chiste fácil, el
personaje simple en la situación medio patética y costumbrista; también
aquellas cargadas de violencia morbosa, que se excusan en el conocimiento
de nuestra propia historia pero que son el resultado del “boom” de las narco
novelas. Al final es lo mismo de siempre, por eso cuando me invitan a verlas yo
respondo "Para esa gracia veo alguna novela entre semana".
No obstante, hay algunas
películas que se esfuerzan por mostrar historias diferentes, se aproximan a la
realidad de forma más sensible, pero desafortunadamente no cuentan con la
maquinaria publicitaria o de promoción y caen en el olvido ya que o no las
notamos o pensamos que son aburridísimas.
Teniendo en cuenta que el parágrafo
3, del artículo 1° de la ley 814 de 2003 afirma que “Por su carácter asociado
directo al patrimonio cultural de la Nación y a la formación de identidad
colectiva, la actividad cinematográfica es de interés social.” (Subrayado fuera de texto)¿Qué
queda entonces de la Ley de cine? Pues el reflejo de nuestra identidad
colombiana: nosotros reímos para no llorar, valoramos la cultura del dinero
fácil, ignorando aquello que es medianamente sencillo y/o sensible, y
preferimos cerrar los ojos antes que aceptar nuestra desgarradora realidad.
Totalmente de acuerdo. Yo solo rescato dos películas del cine colombiano: el clásico de la estrategia del caracol y, más recientemente, La cara oculta, el resto las evito!!!!
ResponderEliminar"La estrategia del caracol" es un antes y un después... Hay otras que vale la pena ver, alguna que pasaron sin pena ni gloria... Creo que nos falta más carácter como audiencia y no se trata de apoyar al cine colombiano porque si, sino exigir también calidad en lo que se está produciendo
EliminarEl cine es una expresión del arte, lleva imbricado una mezcla de ingenio, intelectualidad, expresión, fotografía, actuación, ideología, visión del mundo, y mucho más, que no alcanzo a incluir, en nuestro medio hay muy pocas buenas películas, pero las hay, entonces?
ResponderEliminarValdría la pena preguntarse sobre la calidad del cine que vemos en nuestro país, creo que solo algunas buenas películas nos llegan, generalmente con poca asistencia, el resto para un enorme publico ávido de emociones fuertes entre terror, violencia,
acción, pasión , sin mucho criterio.
Ver cine es un acto cultural y responde al medio, por eso vivimos y estamos
insatisfechos, ello significa en general que nuestra vida cultural es incipiente,
Sin ley o con ley, el proceso cultural de nuestro país es aún muy verde